Archivo de la etiqueta: COLOMBRES

Los MITOS, un puente hacia el interior de la cultura

I

Una de las grandes adversidades del «hombre moderno» la constituye la creciente verificación de que estamos inmersos en un analfabetismo cada vez mayor, ya no solo de la propia lengua sino de las múltiples culturas y sus productos que nos envuelven desaforadamente en este fin de siglo.

Cada vez ignoramos más acerca de diferentes áreas de la vida y el saber social, cada vez aparecen más elementos para acrecentar nuestra ignorancia, impedidos de una comprensión universal de las culturas y sus cosas, con una riqueza de información que no alcanzamos a absorber.

No será entonces que realmente no podemos abarcar todo sin apretar en la mano apenas un manojito de datos esenciales en donde el «saber acordado» no implique el dolor de no ser, el sinsabor de tener una identidad prestada, o acordar por la razón un saber sin placer?

No será que la cibercultura y el aire ligero de principio de milenio quieren dejar atrás la presencia viva y doliente de millones de voces que no conocerán el pautado olvido de la lectura de libros y la letra impresa decae, sumergidos en el descreimiento, también milenario, de la palabra?

LA PALABRA NO SE VA…

Pero la palabra dicha se resiste a morir. La esencialidad de las formas culturales de la oralidad popular guarda un tesoro en la conversación cotidiana y su ingenio que rompe moldes, y ha logrado pervivir en la capacidad que muestran los «mitos» para acceder a las zonas profundas de la vida de los hombres.

Y es a través del contacto con la mitología «el pasado cobra fama» aportando un sentido de pertenencia, a veces muy snobista pero pertenencia al fin a algo mayor que el mero sujeto, en un mundo tremendamente desvinculado y ausente de imágenes sociales compartidas.

Para el antropólogo Adolfo COLOMBRES «el mito, como el lenguaje, configura un campo de posibilidades y prohibiciones. (…) Por plasmarse en lo profundo de la conciencia diriamos que es la parte más significativa de la realidad, y que su lógica es la más irrebatible, aunque a menudo no exprese un orden verdadero, literal, de los fenómenos» (Mitos, ritos y fetiches. pp. 187.)

Los mitos implican una primera forma de ordenar la multiplicidad inquietante del universo, no sólo físico, ya que para Eduardo COLOMBO (1996), también «la lógica social, en su totalidad, se halla idealmente transcripta en la lógica del mito«, por lo que la mitología de una comunidad expresará también una forma del orden de su propia personalidad en el mundo.

A la heterogeneidad de la cultura y de nuestros mitos sumamos la de nuestro pensamiento, el que también se manifiesta como múltiple por la naturaleza heterogénea de la lengua. El semiólogo LOTMAN advierte el hecho de que el estrato mitológico «se ha fijado en la conciencia» y termina creado una tensión permanente entre «los polos mitológico y no mitológico de la percepción.»

De este modo, el pensamiento mitológico coexistiría con el pensamiento lógico y descriptivo(usado excluyentemente en la ciencia), refluyendo constantemente en los intentos de versiones lógicas y artísticas que intentan traducirlo, no sin amenazar la riqueza de significaciones que de él emana.

El mismo LOTMAN asevera además, que «el texto mitológico genera, en el marco de una conciencia no mitológica, construcciones metafóricas» emergiendo en lo conciente a través del arte y la comunicación, metáforas y fantasías de las cuales se nutre un porcentaje nada desdeñable de nuestro arte contemporáneo.

CREEER o NO CREER, ese es el mito y la cuestión

El énfasis de la pretensión de verdad absoluta en los relatos científicos nos ha llevado a la gran pregunta que nos hacemos acerca de la credibilidad en las fuentes orales y testimonios autobiográficos, cuya valoración reciente como «conocimiento» ha puesto en crisis los modos tradicionales de validación para esos discursos cintificistas.

Por el contrario, «aún cuando equívocas, las declaraciones de los informantes son psicológicamente verídicas. Va contra el monopolio de credibilidad factual de los documentos escritos.«(…)

Podemos decir entonces que el documento escrito ha perdido su hegemonía y su tiránica altivez de posesión de una única verdad sobre los hechos de la historia.

Frente a una «hechología» erigida como «relato único» se establece una tarea reconstructiva permanente, en donde como dice Alesandro PORTELLI, «lo realmente importante es que la memoria no es un depósito pasivo de hechos, sino un activo proceso de creación de significados.«(PORTELLI, Alessandro. En: Lo que hace diferente a la historia oral. CEAL, Los F. De Las Cs. Del Hombre, Nº26. Págs. 36/52)

Liliana BARELA va más lejos, para ella la verdad del mito no es una verdad teórica sino una verdad fundante que reposa sobre la evidencia del acontecimiento narrado, única garantía de la veracidad del relato.

– «Mirá lo que me ha traído don Freire…( le hacía y le hacía así por la frente) Para mí va a ser este huevo ! Y lo guardó. De allá vino con la bolsita […] que yo le llevaba dentro del paquete bien acomodado, que lo hice acomodar con el finado Menéndez cuando vivía él en el Nihüil y lo tiró así…
– Ahora lo voy a atender.
Le digo yo:
– Ahora no le voy a conversar ni le voy a charlar, ahora le voy a relatar. Cuando yo relato voy jurando mi verdad…»

Así, tras los mitos, como motores simbólicos de la cultura, se encierra una lucha que enfrenta diferentes paradigmas de veracidad. Esto se corrobora en la enunciación de relatos fundacionales y sobre todo de la leyenda que constituye, de por sí, una DISPUTA, semejante a una polémica religiosa en la que luchan dos visiones del mundo:

LOS MISTERIOS DE EL NEVADO.

«En la actualidad, en El Nevado, se escuchan ruidos misteriosos, de guitarras que suenan y bailes y jinetes que cabalgan por la zona, pero al salir de la carpa no se observa nada, puesto que en el día todo es normal.
Estos misterios han sido comprobados por la gente que llega de cacería a ese lugar. Se dice que todo esto se debe a las brujerías que hacían los indios en el pasado.«

Sabemos también como se utilizó en la historia el estigma de brujo para impugnar (y de paso quemar al portador de verdades alterna, de conocimientos no validados por el saber dominante en esa época de la historia.-

EL MITO: para conocerte mejor…

Tenemos que señalar que el MITO es un modo de crear conocimiento muy productivo, para este enfoque multicultural y sobre todo para un contexto de grupos sociales en donde el texto y la escritura no funcionan como referentes privilegiados del conocimiento sino que lo oral es patrimonio vivo.

FOUCAULT señalaba que desde el mundo de los objetos el hombre se instala entre el mundo de los códigos y el de las elaboraciones intelectuales posteriores, en un espacio de experiencia desnuda del orden, «más arcaica», oscilando entre la mirada codificada del mundo y su conocimiento reflexivo.

LOTMAN indica que «es precisamente el carácter heterogéneo de nuestro pensamiento el que nos permite, en la construcción de la conciencia mitológica, apoyarnos en nuestra experiencia interior». Lo que en cierto sentido, continúa, resulta en que «comprender la mitología equivale a recordarse«…

Por esa zona ambigua el ritual reorganiza el temor a lo desconocido y funda el espacio-tiempo como categoría indivisa, un sentido de vida mas integrado y estructurado con la profundidad perceptiva que permite andar por el mundo y realizar la cultura humana con mayor plenitud.

El mito, frente a algo roto y quebrado, restituye una unidad. Las situaciones de desterritorialización propias de la migración de siglo pasado y entre guerras del nuestro siglo se encarnan en un grito existencial básicamente relevado por las obras culturales y el diálogo como estrategia de productividad participativa en los que la restitución a un sentido de pertenencia se hace patente y perdura en las generaciones siguientes de sus protagonistas, como lo demuestran muchos de los textos de compilaciones de la memoria de nuestras comunidades.

II

Estamos intentando pensar nuestra cultura popular como un texto: ello nos permite en palabras de GEERTZ, analizar la «naturaleza pública del pensamiento» como tráfico de símbolos y su forma de estructurarse en «racimos que constituyen sistemas o estructuras» producto de las soluciones a los desafíos de la vida cotidiana, a través de los cuales es posible llegar a comprender lo universal.  (SIMBOLOS Y PODER: la cultura como un texto. NIVON, EDUARDO. ROSAS, ANA MARIA. ALTERIDADES; Nº 1. 1991)

La cultura asi enfocada «denota un esquema históricamente transmitido de significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas con las cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida» (Clifford GEERTZ)

Los símbolos son modelos de realidad y modelos para la realidad como fuentes extrínsecas de información, incluso para los mitos donde el símbolo funciona como un metalenguaje.  (LOTMAN, Iuri M. La semiósfera.)

GRAMATICA versus MANUAL

Humberto ECO afirma que existen culturas regidas por sistemas de reglas y otras gobernadas por repertorios de ejemplos o modelos de comportamiento. (ECO, 1995: 217)

El interés de su comprensión manifiesta el sustrato ideológico por el cual se efectuaron y se efectúan operaciones de actualización y ruidosas discusiones con la ortodoxia sobre conceptos como folklore, artes y «motivos» populares y la recuperación de mitos de culturas que fueron, digamos «ejemplarmente» resignificados por posiciones del romanticismo y la necesidad de configurar los estados nacionales durante los siglos XVII al XIX y los nacionalismos de nuestro siglo, sin olvidar el fundamentalismo creciente bajo el oleaje de la globalización.

Sigue ECO presentando la tesis de LOTMAN por la cual entonces podemos encontrarnos con las culturas «gramaticalizadas», que descansan en el Manual, o sociedades «textualizadas» que lo hacen sobre el Libro Sagrado.

Entre ambas el imaginario colectivo construye y reproduce las reglas con las que debe coincidir la realidad en este último caso, o se nutre de los modelos para imitar del manual.

Si observamos esa totalidad cultural «aceptada» como identidad mendocina, muchas veces encontramos procesos de construcción de discursos y de identidad en los que ambas situaciones(interpretación y repetición) se entrecruzan en un laboratorio de mestizaje del texto sagrado con un nivel de relación personal con lo numinoso que escapa a las hipercodificaciones de las religiones organizadas:

«JUAN JOSÉ CAMPOS. EDAD 65 AÑOS.
Es mi papá y me contó que él había visto una bruja y le dijo «mañana volvé por sal, lechuga para almorzar». Y otra vez iba con mi tío a caballo y le salió un hombre sin cabeza.
A mi tío Jerónimo le salió una tapa blanca que saltaba adelante de él, entonces fue a la casa y buscó un cuchillo y se sentó en el puente y no le salió más.
Otra vez mi papá estaba durmiendo y una mujer de blanco lo despertó.
Mi hermana Mirta vio una vez una luz que viene de muy lejos y se «escuende» en el palo de la cancha que está adelante de mi casa. Mi otro hermano, Roberto, venía de ver la novia y le salió un pájaro que era como una bruja.
Mi tío vivía en una casa que estaba en una finca y siempre le salían cosas, una vez dice que iba un carro con un hombre y detrás un perro grandote, negro y dicen que ese es el diablo. También mi papá me contó que en el campo que está cerca de mi casa, por la calle viene un auto y adelante vienen dos novios caminando.
Hacen dos años atrás en mi casa una bruja «sapatiaba» en la esquina del techo. Mi hermano Piti venía en auto un sábado a la noche y se le atravesó un conejo blanco pero no es un conejo común y corriente, es malo.
Doy por finalizada estas cosas que mi papá, Juan y mis tíos, hermanos me contaron. Yo creo que esto es verdad porque las cosas malas existen pero las buenas también.
 Me llamo GLADYS CAMPO, vivo en calle El Toledano, Las Paredes.»

EL MITO de la globalización cultural

Es un hecho de nuestra América Latina la acentuación de la condición híbrida y su desfasaje de ingreso a la modernidad, pero ello no invalida, a pesar de la caída de los grandes relatos totalizadores, «la búsqueda crítica del sentido o los sentidos de las múltiples interacciones«… (GARCIA CANCLINI)

Si el objetivo final será la comprensión de mecanismos culturales en la región no dejaremos de señalar el carácter estratégico que revestirá la mirada sobre las marginalidades al interior de los modos de desarrollo y producción del saber en nuestra provincia, poniendo de manifiesto las cohesiones y también las variaciones y riqueza de la diversidad de tradiciones en la que se constituyó nuestra historia:

«Aunque la mayoría de las tipificaciones metropolitanas continúan suprimiendo las zonas fronterizas, las culturas humanas no son por necesidad coherentes ni tampoco son siempre homogéneas.«(LOTMAN, Iuri M. La semiósfera.)

Vivimos en un mundo globalizado pero la nuestra es cultura de fronteras donde cabe la esperanza de crear un modo superador de una totalidad que se ha autodefinido como «orden mundial» y aplica su visión del mundo con particular coherción con su hegemonía de la comunicación y producción de bienes, asentada en los mitos siempre cambiantes del consumo y «el palito de abollar ideas» dispuesto a caernos encima.

La cultura humana identificada con el «espacio cultura total» en tanto oikumene muestra en el dominio fronterizo, procesos culturales (semióticos) acelerados y más activos que los del centro, desalojándolos muchas veces, en un proceso diacrónico donde «la oposición centro/periferia es sustituida por la oposición ayer/hoy» (LOTMAN, Iuri M. La semiósfera. :28), en donde las élites sociales y políticas del núcleo dominante se entiendan a sí mismas por «metacategorías de las viejas estructuras«, de modo que ellos piensan que nada ha cambiado ni cambiará…

No cabrían muchas certezas sobre la esperanza de poder contar con las ciencias sociales como herramienta para penetrar la multiplicidad de las culturas populares orales y sus límites hacia el mundo de los intelectuales y quebrar esa visión elitista del todo social, pero el propio Humberto ECO nos recuerda que «la condición de la investigación semiótica (entendamos estudios culturales) se parece a las huellas de los vehículos y de los pasos y los senderos trazados» en tanto «modifican el espacio que intentan conocer», en un territorio que dista de ser totalmente reductibrle a nuestras reglas porque se refiere a un proceso cultural activo e inacabado, donde reina también un principio de indeterminación.

Es decir, para nosotros, un principio de esperanza.
Tampoco cabe imaginarse como tarea fácil la de relevar los textos que nos permitan «buscar en el relato mítico la red de significaciones mediante la cual se piensa y se explica el orden del mundo en su totalidad; con el relato de los orígenes, el mundo físico encuentra su razón de ser y sus designaciones; los avatares de los héroes explican la distribución de seres y cosas».

Pero, una vez más, para contradecir el pronóstico cambalacheano, sobre ambas cuestiones se imponen la esperanza y la tarea.-

© Rubén Darío ROMANI, Coordinador proyecto MI COMUNIDAD, Patrimonio Viviente

Publicado originalmente en:

«LOS MITOS, un puente hacia el interior de la cultura» en Diario LOS ANDES, Suplemento CULTURA, Mendoza: pág. 6, 26 septiembre 1999.